RL N° 25 - Minicuentos ganadores en "Ficticia"

El taller de minicuentos de "Ficticia" realizó un certámen donde resultaron ganadores:

PRIMER PREMIO:
"No todo lo que reluce" Autor: Josep M. Nuévalos

Harta de que el gallo coquetee con todas sus compañeras, la gallina de los huevos de oro sólo ovula bisutería de imitación.


SEGUNDO PREMIO:
"Flor de un minuto" Autor: Elizabeth Pérez

Su mirada resbaló lenta por ese cuerpo de generoso escote y minifalda. Ella, con suaves movimientos, discaba el teléfono público mientras él concebía estrategias para el abordaje.
—Hola cariño —dijo coqueta, esperando la respuesta del otro lado de la línea.
Fue entonces que el conquistador puso pies en polvorosa, azarado ante esa voz masculina.


TERCER PREMIO:
"Escenas de interior" Autor: José Manuel Dorrego Sáenz

“Perro ladrador, poco mordedor”, susurra el flemático lord inglés con una sonrisa cortada un instante antes de que el perrito —silencioso y de aristocrático pedigrí— engulla de un certero bocado su mano diestra, y los tendones, fláccidos y húmedos como sueños rotos, cuelguen del extremo de su brazo dejando goterones, casi charcos de sangre sobre la lustrosa tapicería del sillón decimonónico, regalo de la tía Laura.”


MENCIONES (sin orden de mérito):

"Historia de la ciudad errante"
Autor: José Manuel Dorrego Sáenz

Alguien advirtió a la población que en lo alto de la montaña brillaba una inmensa luz dorada. Abandonaron la ciudad y se dirigieron camino a la cima. Al llegar, comprobaron decepcionados que todo había sido un falso destello. Resignados, decidieron quedarse allí. Y así permanecieron hasta que alguien divisó un nuevo centelleo dorado en la montaña de enfrente. Tras muchas deliberaciones, desmantelaron de nuevo la ciudad y subieron tras el reflejo, donde la luz dorada resultó ser otro falso brillo.

Y allí siguen, viviendo rutinariamente a la espera de que alguien les de otra falsa esperanza para avanzar un poco más.


“Recaudación preciosa”
Autor: Zaz

—¿Ya acabaste con esa pila? ¿Estás seguro? —Dijo Höss, el comandante de Auschwitz al enfermero—, no todo lo que brilla es oro, pero, a veces, lo que no brilla sí lo es. Vuelve a ese anciano y le arrancas el segundo molar.

"Áurea pasión"
Autor: Bernardo Ferrer Vich

“No todo lo que brilla es oro” le repetían al viejo, que siempre desdeñó unas advertencias que creía nacidas de la envidia de sus parientes.
Si el dorado fulgor en los ojos de su joven esposa murió por la rutina o porque se agotaron las monedas del marido, es algo que aún se discute en el vecindario.

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